Gerardo Venica trabaja en el IPET N° 89 «Paula Albarracín» de la localidad de Devoto, en Córdoba. Por 25 años fue docente de diversas asignaturas del ciclo superior y en marzo del 2019 fue nombrado como director.
En el año 2018 fue becado por el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, junto con la Comisión Fulbright, para participar de una capacitación sobre liderazgo, gestión educativa e innovación pedagógica en la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos (Nota).
Allí, con docentes y directivos de todo el país, trabajó sobre la planificación por objetivos, el aprendizaje basado en proyectos (ABP), y la articulación entre la escuela y la universidad, y también con el sector productivo, entre otros temas. «La capacitación me animó a proponer cambios en la organización escolar y en las relaciones con las organizaciones con las que tenemos vínculo para orientar a los estudiantes de manera más proactiva», asegura Gerardo que, al momento del viaje, ejercía como docente.
Ahora, desde su nuevo rol de gestión, proyecta acompañar a docentes para que cada vez sus estudiantes tengan vinculación con el sector productivo a través de las prácticas profesionalizantes (prácticas formativas que permitan obtener experiencia profesional y vinculación con el campo ocupacional hacia el cual se orienta su formación -Ley de Educación Técnico Profesional Nº 26.058/05 (artículos 11, 15 y 16)-proyecto que surgió a partir de la capacitación en Carolina del Norte.
El proyecto que implementará Gerardo se basa en la realización de talleres con estudiantes, docentes y actores de los sectores socioproductivos y científico tecnológico con el fin de llevar capacitación a la comunidad educativa sobre las prácticas profesionalizantes. Estos talleres estarían a cargo de profesionales, docentes FAT (sistema provincial de formación en ambientes de trabajo), y responsables de empresas y/o organizaciones locales. Así, busca fomentar la apertura y participación de la institución educativa en la comunidad, establecer puentes que faciliten la transición desde la escuela al mundo del trabajo y a los estudios superiores, integrar a los diversos actores de la comunidad educativa y relacionarlos institucionalmente con los del sistema socio productivo, reconocer las demandas del contexto socio productivo local, contar con información actualizada respecto al ámbito de la producción, que pueda servir como insumo para el desarrollo y un eventual ajuste de las estrategias formativas, generar espacios escolares de reflexión crítica sobre el conocimiento del perfil del Técnico y de las prácticas profesionales y sus resultados o impactos.