Una de las características distintivas de la Educación Técnico Profesional es la posibilidad de que los alumnos realicen prácticas formativas que les permitan obtener experiencia profesional y vinculación con el campo ocupacional hacia el cual se orienta su formación.
Estas prácticas son procesos de aprendizaje, integrados en la propuesta curricular, orientados a promover en los estudiantes el desarrollo de capacidades, conocimientos y destrezas relacionadas con desempeños profesionales propios del contexto socio productivo de cada especialidad.
Las prácticas profesionalizantes pueden llevarse a cabo en distintos entornos de aprendizaje –tanto dentro como fuera del establecimiento escolar– y organizarse a través de diversas actividades.
Al respecto, Antonella Camila Dema –estudiante de la Escuela de Enseñanza Secundaria Técnica Nº 2 “Alemania”, San Martín, provincia de Buenos Aires– sostiene que se siente más preparada luego de haber estudiado en una escuela técnica: “Te adapta al mundo actual”, manifestó, “y las prácticas profesionalizantes me capacitan del mejor modo y me preparan para mi futuro profesional”. (1)
Desde el INET estamos seguros de que fomentar las prácticas profesionalizantes permitirá una mayor capacitación de los estudiantes, los posicionará mejor ante las demandas del mundo laboral, y los incentivará para continuar su formación. De esta manera, se elevará la tasa de egreso y la empleabilidad de los egresados de instituciones de Educación Técnico Profesional.
Como manifestó el director ejecutivo del INET, Gabriel Sánchez Zinny: “Tenemos que seguir trabajando en cómo conectar más a la Educación con la demanda laboral. Que los alumnos puedan tener una experiencia con el sector socio productivo donde van a trabajar cuando terminen la escuela. Por eso, las prácticas profesionalizantes son una prioridad para nosotros.”
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