Docentes de distintas provincias realizaron un informe sobre la temática de la escuela como organización inteligente. Compartimos su documento:
«La escuela es una organización social y como tal debe ser considerada de acuerdo con la teoría administrativa que la debe enmarcar. Como organización inteligente debe cumplir las siguientes características:
Intercambiar información de manera efectiva
Esto implica facilidad no sólo en el acceso a la información en todos los estamentos de la institución sino, fundamentalmente, en la calidad de esa información. El intercambio de información evita entorpecimientos funcionales y favorece la toma de decisiones consensuadas y efectivas. Es importante la descentralización de la información y las tareas, en la que cada área abordará los temas concernientes a su especialidad favoreciendo la interacción desde la especificidad de cada sector para producir un equilibrio entre especialización y generalización. La información de los acontecimientos que se desarrollan dentro la escuela debe ser canalizada de una forma fluida y organizada, partiendo de la cabeza de la institución de forma fehaciente y clara hacia los responsables de los distintos departamentos, los cuales buscarán los medios para que sus integrantes conozcan las acciones a realizar. Los mismos deberán analizarla para otorgar una devolución en un tiempo coherente. Reunidos estos datos, se intercambiarán ideas para la puesta en funcionamiento y así dar respuesta a las autoridades. Cada área filtra y almacena la totalidad de la información de acuerdo con su especialidad, generalmente en las escuelas donde trabajamos, esto se realiza también mediante diálogos informales en la sala de profesores, en reuniones, etc. Luego, se reintegra lo procesado e interpretado desde la especialización de las áreas en un proceso de interacción constante.
Su estructura organizativa se define como plana y opera como una red de asociaciones estratégicas
La estructura tradicional vertical obstruye la fluidez de la información y propicia la cultura de la territorialidad. La información deviene incompleta, fraccionada, oscureciendo la visión global y anulando la integración.
La estructura plana permite la amplitud de control y la legitimación de las redes; también garantiza la consideración de aspectos relevantes de la información necesaria a través del aporte de los diferentes miembros de la escuela (autoridades, docentes, no docentes, padres, alumnos) así como los miembros de contexto social que rodea la escuela.
Se desestima el sistema piramidal, porque obstruye el camino de la información. La escuela se nutre de la comunidad toda. Los padres deben ser actores importantes en esta red, así como el contexto social en el cual está inmersa. A partir de una organización abierta y flexible, vinculada con el contexto y la comunidad, la organización de la escuela se vuelve inteligente, ya que desde esta situación cada área enriquece a las otras y a sí misma con el aporte de la comunidad. Sin dejar de lado que esta organización debe estar también coordinada por una dirección flexible, permisiva y colaborativa.
Su cultura se basa en la participación y en la integración
La cultura del trabajo en equipo exige una dirección participativa (abierta, permeable, descentralizada y delegada), con una amplia visión de la imagen interna y externa de la organización, con un sistema de retroalimentación permanente de información y con los consiguientes procesos de feedback permanentes. Se requiere la descentralización en la toma de algunas decisiones, favoreciendo la motivación y desarrollo de potencialidades ocultas, apelando a la autonomía y creatividad de las distintas áreas en un proceso de integración flexible.
La legitimación de la participación y de la integración elimina la conflictividad. La tarea mancomunada de las partes de cada área debe ser continuamente analizada para corregir aspectos que desvíen el camino de lo planificado de antemano, estableciendo estrategias de acción no debería haber competitividad entre las partes. Cada integrante debe asumir sus responsabilidades para no fallar a sus pares: compromiso con su labor, participación responsable, intercambio constante -todo esto ayuda al crecimiento del equipo y, así, la labor se direccionará hacia los objetivos acordados.
A modo de conclusión, podemos decir que debe haber interrelación coordinada de lo estratégico, lo estructural y lo cultural, de modo de poder construir un equipo y una cultura organizacional participativa. Es fundamental rever y, si es necesario, reformular: misiones, objetivos, funciones, procesos y roles en las distintas estructuras.
Para ser una organización inteligente la escuela debe darle valor a la participación de todos los actores que la integran. Debe tener un circuito de información que permita acceder a ella desde todas las áreas, debe establecer de manera integrada su estructura organizacional, propendiendo a generar asociaciones estratégicas entre los diferentes niveles de toma de decisiones. A la vez que debe incluir a quienes constituyen su espacio de contextualización. La escuela debe crear una cultura de trabajo que sea integradora y participativa, en donde primen las acciones en equipo.»
Autores:
Casella, María Elena (EETP N° 638, Rosario. Santa Fe)
Chiosso, Carina Elisabet (Escuela de Formación Profesional, Realicó. La Pampa)
Combin, Eduardo Daniel (E.E.T.P. N° 464 “Ing. y Dr. Manuel B. Bahía”, Rosario. Santa Fe)
Cubino, Analía (Instituto Superior Técnico CENT 35, Río Grande. Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur)
Durán, Adela Patricia (Escuela Técnica, Las Toscas. Santa Fe)
Espíndola, Emilio Hugo (Instituto Industrial Cristo Obrero, Villa Carlos Paz. Cordoba)
Gordillo, Fernando Nicolás (Escuela Normal Superior “República de Haití”, Olta. La Rioja)